Hay críticas a nivel mundial por una carencia en la legitimidad de las elecciones. Hubo maniobras turbias para que Ortega permaneciera en el poder durante los próximos 5 años

El pasado domingo se efectuó la jornada electoral en el país centroamericano, en el que Urnas Abiertas, organización de observación electoral, percibió un abstencionismo superior al 81%.

Las elecciones no pintaron nada bien, dada la persecución de líderes políticos con ideologías adversas a Daniel Ortega, hombre que ganó las polémicas elecciones. Hubo un reporte de 200 situaciones violentas e irregulares; los mismos vehículos del Estado trasladaban votantes, así como la evidente propaganda política en centros de votación, algo que debería considerarse como ilegítimo.

Como si fuera poco, fuerzas armadas agredieron a la prensa e intimidaron a los opositores. Según demandó la oposición, las elecciones fueron carentes de libertad.

En horas de la mañana, el Consejo Supremo Electoral dio el primer reporte preliminar del escrutinio. Daniel Ortega había logrado casi un 75% de votos a su favor, mientras que el Partido Liberal Constitucionalista logró solo un 14%.

Los principales opositores estaban presos, por lo que no había mucha esperanza para arrebatarle el poder al líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Se pronunció el Gobierno de Estados Unidos. Joe Biden calificó como “no democrática” la jornada de elecciones, por lo que no reconocería la victoria de Ortega para seguir tomando el poder de Nicaragua.

Así mismo, la Unión Europea denunció que “privaron al pueblo del derecho a la votación libre en elecciones”.

Esta sería la tercera reelección. Cabe recordar que el actual presidente ejerce su mandato desde el 2007.

adesnce