El último clásico turco entre Galatasaray y Fenerbahce, incluso desde antes, tomó un giro polémico cuando José Mourinho, director técnico del equipo visitante, arremetió contra el central colombiano Dávinson Sánchez por una mano no sancionada en un partido anterior. La tensión aumentó cuando, durante la previa, Mourinho compartió en redes una imagen de Sánchez con la mano clara, lo que desató una respuesta de Mauro Icardi, quien lo tildó de «The Crying One» en lugar de su habitual apodo «The Special One».
El partido, terminó sin goles, y esto dejó aún más molesto al técnico portugués, quien en rueda de prensa criticó al árbitro Slavko Vincic, y acusó al banquillo de Galatasaray de celebrar exageradamente las decisiones del juez “brincando como monos”.
Esta declaración fue interpretada como un gesto racista hacia los jugadores del equipo local, especialmente hacia Carlos Cuesta, quien había sido suplente. Ante esta situación, Galatasaray denunció formalmente a Mourinho por comentarios despectivos y presentó una queja ante la UEFA y la FIFA.
El club local emitió un comunicado en el que reprochó las palabras de Mourinho, acusándolo de usar expresiones racistas hacia el pueblo turco. Ahora, se espera la respuesta de las autoridades para determinar si habrá sanciones para el entrenador portugués por sus declaraciones.

Esta denuncia formal presentada por Galatasaray, podría desencadenar una investigación por parte de las entidades internacionales de fútbol, lo que podría poner aún más en el foco de atención, los comportamientos fuera del campo en el fútbol turco.