Desde que tengo memoria siempre he escuchado que las vacas de leche se deben elegir por su forma de cuña, en universidades, foros, exposiciones, y diversos escenarios siempre se manifiesta que las vacas con forma de cuña son las de más aptitudes lecheras.
Sin el ánimo de general polémica, mi opinión es que las vacas lecheras en forma de cuña generalmente presentan algunos defectos funcionales que las hacen menos longevas, menos productivas y más delicadas. Sobre todo para nuestras condiciones de pastoreo.
Generalmente son vacas frágiles, de ubres profundas y estrechas, con la profundidad corporal pero sin el soporte estructural para optimizar esa capacidad que tienen, y extremadamente delicadas.
Las vacas de leche deben ser rectangulares. A lo largo de mi vida como ganadero, específicamente como lechero, he encontrado en mi finca y en las demás fincas que visito que las vacas más lecheras que más fácil se preñan y que mejor se desempeñan en materia de eficiencia y utilidad económica son aquellas vacas cuya conformación corporal es rectangular. Y por el contrario las vacas en forma de cuña (teóricamente las que deberían ser las más lecheras.) son las vacas con mayores dificultades para ser preñadas, más fácil se enferman y menos eficientes.
Las vacas rectangulares, presentan las siguientes características que las hacen tomar ventaja sobre el resto.
Pechos fuertes.
Las vacas con esta característica conformacional siempre tienen pechos fuertes y potentes, los que las hace ser realmente unas máquinas para producir y resistir. Son vacas con la capacidad de aguantar condiciones hostiles, enfermedades, y a su vez tener esa versatilidad de pasar de ser resistentes a producir grandes cantidades de leche.
Dorsos fuertes.
Este tipo de vacas sí o sí deben tener una línea dorsal fuerte. Un rectángulo, está formado por 4 ángulos rectos, y para que esto pase, las líneas inferior y superior deben ser paralelas, por esta razón las vacas rectangulares, deben tener una línea dorsal que una su cruz con su grupa de manera fuerte y sin altibajos.
Ubres de calidad.
Para que nuestro rectángulo sea perfecto, esta vaca debe tener una ubre con las siguientes características, que la harán con seguridad una vaca con un sistema mamario sobresaliente. Ligamentos delanteros fuertes y ubres anteriores largas, volviendo a nuestra figura geométrica, si tenemos una vaca con una ubre anterior larga y bien adherida al abdomen encontraremos que la vaca pasa con suavidad de su tercio medio a su sistema mamario, lo que le da al animal mayor capacidad de almacenamiento en su ubre, y a su vez mayor longevidad en el hato.
En su ubre posterior encontraremos el mismo fenómeno, siguiendo nuestra secuencia, al tener vacas potentes, de pechos amplios, encontraremos una ubre ancha, alta y balanceada cuando la veamos desde atrás.
Gran capacidad corporal.
Dentro de las características de nuestro rectángulo nos encontramos que entre más altura tenga mejor será y esto se traducirá directamente en la capacidad y profundidad corporal de nuestra vaca, la vaca deberá ser profunda si pretendemos que su pecho potente ensamble con suavidad en su tercio medio, si tenemos vacas potentes pero “entubadas” inmediatamente se perderá la armonía de la figura que queremos buscar en este artículo.
Adicionalmente tenemos que tener en cuenta algunos aspectos que nos ayudarán a no confundir el concepto que quiero argumentar en el presente artículo. Las vacas deben madurar poco a poco, no se debe evaluar a una novilla con los mismos conceptos de una vaca senior o una vaca adulta, si bien en vacas jóvenes ideales nos encontraremos este rectángulo manifiesto en su mapa corporal, serán rectángulos juveniles con menor profundidad (altura), pero con la capacidad de desarrollarse a mediano plazo.
Esta característica es independiente del tamaño de la vaca, en campo encontramos vacas grandes, medianas y pequeñas con esta característica, dependerá de los criterios de selección de cada ganadero hacer filtro por tamaño, pero sea cual sea su talla favorita deberá tener en cuenta estos aspectos.
Generalmente en lo que he visto en campo, este tipo de vacas casi siempre están equipadas de muy buenas patas. En nuestras condiciones de pastoreo, este planteamiento resume lo que necesitamos buscar en nuestros animales, vacas poderosas que puedan soportar condiciones adversas, vacas profundas con capacidad de almacenar forrajes, ubres altas y poco profundas que les permitan tener menor contacto con el ambiente y desplazarse mejor en la pastura, dorsos fuertes que las hagan armónicas para poder desplazarse con facilidad y agilidad, y patas que sostengan con fuerza y calidad ese llamado rectángulo que queremos tener.
Escrito por Arpidio Andrés Escobar Raigoza.
CEO – Ganadería Manantiales.