El Pereira paga el precio de la improvisación y la ausencia de liderazgo

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El conocido equipo matecaña atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia reciente. Lo que ocurre hoy en el club no es producto del azar ni de una mala racha pasajera, es la consecuencia de decisiones acumuladas, de una dirigencia desconectada del proyecto deportivo y de una institución que parece haber perdido el rumbo.

En la cancha, el equipo muestra desorden, fragilidad anímica y una preocupante falta de identidad. Fuera de ella, las señales son aún más inquietantes. La administración encabezada por Álvaro López, lejos de consolidar un proceso sólido tras el título histórico, ha ido apagando la ilusión de la hinchada y debilitando la estructura que llevó al club a tocar la cima.

La falta de certezas sobre quién asumirá la propiedad del club, mientras sigue rondando el nombre de Group Empresarios Full CCI Dubai Colombia S.A.S., mantiene al Deportivo Pereira atrapado en una prolongada crisis. La indefinición no solo profundiza el desgaste institucional, sino que evidencia un panorama desalentador en el que no hay rumbo claro ni en lo económico ni en lo administrativo, aumentando la preocupación entre hinchas y actores del fútbol local.

La salida constante de jugadores clave como Carlos Darwin Quintero, Ríos, Merheg, y ahora Salvador Ichazo, no son casualidad: son la consecuencia directa de una administración que incumplió compromisos, deterioró la confianza y destruyó la estabilidad deportiva. El equipo matecaña pasó de ser protagonista a convertirse en un conjunto predecible, vulnerable y sin respuestas cuando los resultados no acompañan.

La relación entre la dirigencia y la afición también se ha fracturado. El descontento crece en las tribunas y en redes sociales, donde los cuestionamientos ya no se dirigen solo al cuerpo técnico o a los jugadores, sino directamente a quienes toman las decisiones desde los escritorios. La sensación general es que el club dejó de pensar en lo deportivo y empezó a sobrevivir en lo administrativo.

Mientras no se cierre de manera definitiva la etapa de Álvaro López y no se concrete la llegada de una dirigencia seria, con respaldo económico y criterios claros de gestión, el Pereira continuará pagando las consecuencias de años de manejo cuestionado.

adesnce