Todavía siguen las extenuantes filas de carros para adquirir la gasolina en sus vehículos, un problema que va desde años atrás

El pasado mes se dio a conocer que el precio de la gasolina subsidiada aumentaría en casi un 2%, de acuerdo con una medida gubernamental tras la reconversión monetaria en Venezuela; sin embargo, una preocupación mayor radica en que hay sequía del líquido para los medios de transporte.

En las mismas ciudades principales del país vecino, como es el caso de Caracas, hay largas filas para buscar algo de gasolina en las estaciones de servicio. No es extraño que los conductores deban pasar una noche entera en sus carros para poder abastecerlos.

De momento, el precio de la gasolina pasó a $0.1 bolívares por litro, lo que equivale a la cifra de $0.2 dólares. Un vehículo puede surtirse de hasta 120 litros mensuales; por el lado de los motorizados, el límite es de 60 litros.

Así mismo, hay denuncias de sobornos en medio de las filas para adquirir el líquido petrolero. “No es tanto el guarda, sino el que echa a perder todo. Si la gente no soborna, el gas no se vende”, denunció uno de los conductores perjudicados por la crisis.

Se conoce que, adicionalmente, ciudadanos han tomado medidas drásticas y al margen de la ley. Organizaciones criminales buscaban tener acceso al combustible, cueste lo que cueste.

En este caso, se han reportado robos de oleoductos en la zona oriental de Colombia, con la finalidad de extraer el crudo pertinente para el funcionamiento de sus medios.

Parte del combustible también es enviado a Venezuela por la medida del contrabando; bajo distintos métodos, grupos delincuenciales movilizan la gasolina y la transportan por la frontera.

Uno de los puntos más perjudicados ha sido el oleoducto de Caño Limón – Coveñas; de acuerdo con la agencia Reuters, se han robado 2.430 barriles de crudo en el primer semestre del presente año.

De esta manera, la gasolina se convirtió en una cadena ilícita dada la crisis petrolera en Venezuela, un problema que también involucra a la nación colombiana.

Foto: Fedecámaras Bolívar

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