Según las investigaciones, los cuatro capturados se hacían pasar por miembros de organizaciones criminales y, mediante intimidaciones, les exigían a sus víctimas el traspaso de locales comerciales y viviendas a nombre de los integrantes de la organización. De no hacerlo, corrían el riesgo de ser víctimas de ataques sicariales.
Las investigaciones también arrojaron que esta organización hacía fuertes exigencias económicas a sus víctimas.
Las capturas se ejecutaron en Pereira y se investiga si esta organización estaba al servicio de la cordillera y si habría víctimas en otras regiones del país.
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