Según las primeras investigaciones, los delincuentes rompieron las ventanas de la sacristía y entraron al templo, donde, luego de recorrerlo, sustrajeron varios elementos de valor como un micrófono, además de las limosnas y varios mercados para los más pobres.
Los delincuentes, no contentos con haber sustraído estos elementos, rompieron el Sagrario y se llevaron el calis y las hostias.
El hurto ocurrió en la Parroquia San Blas en la localidad de San Cristóbal en Bogotá.
Llama igualmente la atención que el hurto ocurrió a pocas cuadras de una estación de Policía.