La sonda espacial Voyager 2, situada a miles de millones de kilómetros de nuestro planeta y en comunicación con la Tierra desde 1977, ha cesado abruptamente el proceso de envío y recepción de datos, esto a causa de que una orden incorrecta enviada por los ingenieros desviara el artefacto 2 grados de su posición con respecto a la Tierra.
¿Qué hace la sonda Voyager 2? La sonda Voyager 2 fue diseñada para la exploración espacial y el estudio de los planetas exteriores de nuestro sistema solar, incluyendo Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, así como sus anillos y lunas. Desde su lanzamiento en 1977, la sonda ha sido de gran importancia para ampliar nuestro conocimiento acerca del sistema solar y se considera una de las misiones más exitosas de la NASA.
Este proyecto de inversión contempla la remodelación de cerca de 14.000 metros de red desnuda por red ecológica, que es más resistente y amigable con el medio ambiente, la instalación de 41 postes y la reubicación de redes de media tensión de predios privados a bordes de carretera.
Con este proyecto se genera más estabilidad y seguridad, ya que se evitan las interrupciones del servicio ocasionadas por contacto entre vegetación y redes eléctricas.
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¿Existe alguna esperanza de retomar la comunicación? Hace pocas horas, los ingenieros encargados detectaron algunas perturbaciones débiles de la señal, este suceso reavivó la esperanza de recuperar el contacto. De no ser así, la sonda Voyager 2 está programada para restablecer sus valores estables cada año, lo que está previsto para este 15 de octubre. Según expertos, este reinicio debe permitir que se retomen las comunicaciones.
¿A qué distancia se encuentra la sonda y cuánto demoran los datos en llegar a la Tierra? Actualmente, la sonda Voyager 2 se encuentra a casi 20.000 millones de kilómetros de la Tierra, desplazándose por el espacio a una velocidad de 55.000 km/h. Desde esta ubicación, se requieren en promedio 18 horas para que la información llegue de un lado a otro.
Es curioso resaltar que aunque la sonda se encuentra a una distancia colosal, no se requieren magnitudes tan grandes para describirlas, como las unidades astronómicas o los años luz.
Se espera que las sondas Voyager continúen enviando datos a la Tierra al menos hasta el año 2025, cuando se prevé que sus generadores de radioisótopos se debilitarán lo suficiente como para que ya no puedan mantener las comunicaciones. Sin embargo, las sondas seguirán viajando a través del espacio interestelar indefinidamente.
