Aunque Gabriel González se declaró culpable del asesinato de su hijo de cinco años, Gabriel Esteban González Rodríguez, la investigación podría dar un giro.
Las autoridades revelaron que ante la defensoría de familia, el confeso asesino había denunciado con anterioridad descuido, maltrato y abandono por parte de la progenitora hacía el menor.
Por esta razón, la Procuraduría General de la Nación emitió un informe con las posibles fallas administrativas que tuvieron incidencia en el fatal desenlace.
El informe señala lo siguiente: «Para el Ministerio Público, no obstante, que el presunto homicida evidenciaba interés por el cuidado y atención de su hijo y en ejercer su custodia; mostrándose como buen padre, y de no advertirse o manifestarse por la madre riesgo de violencia hacia el niño, por lo cual se ratificaron por la autoridad administrativa las visitas acordadas por los padres, debieron explorarse las dinámicas familiares, la existencia de otras medidas de restablecimiento de derechos y de protección en favor del núcleo familiar y explorar las posibles afectaciones por los hechos de violencia psicológica referida por la víctima, es decir, con la madre del niño, que permitieran prever un comportamiento violento, agresivo o criminal del padre hacia su hijo o si este ejercía algún tipo de manipulación del niño, para afectar a la progenitora».
Bajo esa óptica, tanto la madre como el padre tuvieron una cuota de responsabilidad durante la convivencia que, infortunadamente, detonaron en el homicidio del pequeño. Además, en función de las acusaciones por parte de los progenitores, ninguno de los dos debió tener la custodia del pequeño.