Un grupo de mineros que buscaba oro, de forma artesanal, halló los restos fósiles en una de las excavaciones a 20 metros de profundidad.
Según indicaron, cuando realizaban sus labores cotidiana encontraron sedimentos, materiales diferentes a los habituales y posteriormente se percataron que eran huesos. “Hubo como un desprendimiento de la tierra, pero poquito, y ahí cayó el primer hueso; entonces detrás de ese nos fuimos y sacamos los que ya ustedes han visto», manifestó Fernando Tabariquino, uno de los mineros.
Hasta el lugar del hallazgo, en corregimiento de Quinchía, llegó un grupo de expertos de la Corporación Autónoma Regional de Risaralda que realizaba operativos de control y vigilancia en actividades relacionadas con la minería artesanal.
Sobre el particular, Carlos Eduardo López Castaño, director del laboratorio de ecología histórica y patrimonio cultural explicó que “Ya al observar estos restos vemos que corresponderían a los huesos de un mastodonte. Se trata de un proboscidio, es decir un primo hermano de los elefantes actuales pero es un animal que se extinguió hace unos 10.000 años en esta zona del norte de Suramérica”, dijo el profesor de la UTP, Carlos Eduardo López Castaño, director del laboratorio de ecología histórica y patrimonio cultural.
El evento fue reportado al Instituto Colombiano de Antropología e Historia y del Servicio Geológico Colombiano para que desde sus respectivas áreas de arqueología y paleontología determinen mayores detalles del hallazgo. “Nos encontramos algo extraordinario y fuera de la imaginación. Primero porque nos va a permitir determinar muchos aspectos del clima, de la mega fauna que tuvimos en esta zona, además, poder demostrar que realmente fuimos depositarios toda la vida en materia de biodiversidad; y también un poco para explicar asociado a qué desaparecieron estas especies”, dijo el director de la Carder Julio César Gómez.
